Hasta hace muy poco la financiación para iniciar un proyecto sólo podía obtenerse a través de un préstamo bancario, una subvención o con un socio capitalista.
En la actualidad una nueva forma de financiación es el crowdfunding o financiación colectiva, que permite reunir una cantidad de dinero mediante la aportación realizada por varias personas. Y a cambio de su aportación, los cofinanciadores reciben recompensas.
Para ello se suele utilizar Internet, donde cada vez hay más proyectos financiados de esta manera, tanto solidarios como empresariales, y donde el número de webs de crowdfunding aumenta rápidamente, y cada vez con una mayor especialización.
El ritmo de crecimiento es tan alto, que necesita ser regulado ya que puede ser un campo fácil para los abusos y el fraude, pues las plataformas ponen en contacto a los inversores con unos emprendedores que ni siquiera conocen.
Tipos de crowdfunding
¿Cómo funciona?
La regulación del Crowdfunding
Se trata de una actividad novedosa pero que requiere de una regulación, como la contemplada en la Ley de Fomento de la Financiación Empresarial (de octubre de 2014).
Se trata de regular el “Equity crowdfunding” y el “Crowdlending”, pues quienes dejan dinero a cambio de acciones o de un interés, se convierten en inversores.
En Europa la mayoría de las leyes sobre crowdfunding distinguen entre inversores acreditados (profesionales) y no acreditados.
Los acreditados no tienen límite de aportaciones porque se supone que al ser profesionales conocen perfectamente donde ponen su dinero, así que es a los no acreditados a los que intenta proteger la Ley, estableciendo un techo de 3.000 euros por proyecto o de 10.000 euros anuales por plataforma. Por tanto, se trata de proteger al pequeño inversor.
Además se establece un límite al importe que una empresa podrá recaudar por internet, y que será de un millón de euros.
No obstante se trata de una actividad novedosa y en pleno crecimiento, ya que cada vez son más los emprendedores que utilizan esta forma de financiación, y cada vez son más los inversores que quieren diversificar el uso de su capital. Por ello es seguro que la regulación actual tendrá que revisarse según avance el uso del crowdfunding.
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